Las
actuales autoridades de México buscan cerrar el caso de los 43 normalistas de
Ayotzinapa desaparecidos ante la probable próxima alternancia en la Presidencia
de la República, advirtieron las familias de los desaparecidos y sus
representantes legales durante la audiencia de oficio por el caso Ayotzinapa,
realizada en el 168 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH).
La
representación legal de las familias destacó cuatro señales que advierten de un
posible cierre del caso: el rechazo del Gobierno federal al informe de la ONU,
que documentó tortura a presuntos responsables fundamentales para la teoría
oficial; la filtración y tergiversación de mensajes de presuntos involucrados
-proporcionados por la DEA- con el propósito de exculpar a funcionarios estatales
y federales; el fracaso de la PGR por su deficiencia al fincar nuevas
acusaciones; y el rechazo a cumplir el diagnóstico psicosocial.
El
comisionado Ernesto Vargas destacó que entienden el dolor de las familias al no
encontrar resultados sustanciales a 43 meses, y pidió al gobierno mexicano que
informara detalladamente si hubo avances significativos en el cronograma de
trabajo.
Por
otro lado, el comisionado enfatizó su preocupación por las descalificaciones
contra Jan Ja?ab, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de
la ONU-DH, y señaló que se debe prestar máxima atención a lo señalado en el
informe de la ONU. La comisionada Flávia Piovesan agregó sus dudas sobre la
independencia que tienen las instituciones encargadas de investigar la tortura
y destacó la pericia de la ONU en estos temas.
Los
representantes de las víctimas exigieron respeto al trabajo de la ONU en México
y señalaron que el documento circulado por el Estado, unas horas antes de la
audiencia, tiene señalamientos propios de un gobierno autoritario.
Los
abogados de las víctimas detallaron además que los mensajes filtrados a la
prensa, y que fueron interceptados la noche del 26 de septiembre de 2014,
indican que pasada la media noche, cuando de acuerdo con las “confesiones” que
sustentan la teoría del caso los estudiantes ya estarían reducidos a cenizas,
los presuntos criminales aún hablaban de ellos como detenidos.
Destacaron
que esta información muestra que el poder transnacional y los vínculos con el
gobierno de la organización criminal sobrepasan por mucho el ámbito municipal,
de forma contraria a la narrativa oficial del caso, y llegan hasta el ámbito
estatal y federal, señaladamente a la Policía Federal y al Ejército. Por ello
se deben recabar más de 60 pruebas pedidas por la defensa, especificaron.
“Estos
señores saben que su gobierno corrupto ya se va y tienen miedo de que el
próximo gobierno sí quiera llegar a donde tope en nuestro caso. Por eso quieren
cerrar cada línea haciendo como que investigan”, advirtió don Emiliano
Navarrete, padre de José Ángel, quien pidió a las y los comisionados que el
próximo informe de la CIDH sobre el caso se presente en México.
Doña
Joaquina Velázquez pidió a la Comisión que no abandone a las familias en este
escenario. La CIDH anunció que en breve presentará un balance del trabajo del
Mecanismo Especial de Seguimiento.
Por
último, se denunció que se siguen acumulando rezagos en la atención a las
víctimas y que el Gobierno federal se niega a firmar una declaración de
intención que buscaba que se cumplieran las recomendaciones en esta área.